
Imaginemos... el índice de obesidad, anorexia, bulimia y trastornos relacionados se incrementaría aún más, pudiendo alcanzar cifras impresionantes entre las cuales se podrían situar nuestras futuras generaciones; el estrés estudiantil se presentaría cada vez más temprano e intenso en nosotros, generando una sociedad irritable, depresiva y enferma tanto física como psicológicamente. Seríamos personas poco activas, con serios problemas de carencia de nutrientes (en el caso de la anemia) o de exceso de alguno de ellos (como la diabetes); la vida académica sería mucho más dura, más tensa y probablemente los universitarios colapsarían de inmediato, obteniendo un bajo rendimiento académico, frustrándose y optando por malas opciones, como la droga y el alcohol.
Si bien ésta es una visión exagerada del problema, podría convertirse en realidad, por lo que los invitamos a tomar precauciones que los llevaran a una vida mucho más sana y plena.

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